Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar: un paseo sobre el mar en familia.

Una casualidad, llamada en este caso marcha nórdica, nos llevó hace unos días a conocer de primera mano el Parque Regional Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar. Admito que no sabía que existía este paraje hasta que lo vi en el Programa Volando Voy de Jesús Calleja, cuando intentó poner de manifiesto la importancia y la problemática que tiene el Mar Menor (la laguna salada más grande de España). Mis visitas en esta zona se habían limitado a los hoteles y playas de la Manga del Mar Menor en verano y una escapadita a Los Alcázares a celebrar San Patricio hace unos cuantos años.

En ese programa de Jesús Calleja me llamó la atención los valores ambientales de todo lo que rodea el Mar Menor y las mujeres de la Asociación Flamenco Rosa. Mujeres que han sufrido cáncer de mama y que para hacer deporte y apoyarse unas a otras, han formado un equipo de Dragon Boat, surcando así el Mar Menor en esta embarcación para entrenar. Me acordé de ellas mucho, sobre todo porque estuve visitando esa zona justo el 4 de febrero, día mundial contra el cáncer, mirando al Mar Menor me las imaginaba avanzando con palada firme y sin pausa, son dignas de admiración.

mapa del parque

Bueno con estos conocimientos previos y tirando de TripAdvisor, lo primero que hicimos cuando llegamos a San Pedro del Pinatar fue ir a las Salinas a ver el atardecer, gran acierto. ¿Os ha pasado en algún momento que os gustaría saber de fotografía y poder captar todo lo que el ojo ve?, pues ese atardecer fue uno de esos momentos… la luz, la brisa del mar, el sonido de las aves… y explicarle a nuestra pequeña que son unas salinas, no se puede captar con una simple imagen, pero aquí os dejo unas cuantas para que os hagáis una idea de esta experiencia (recalco que las fotos son de móvil).

 

Continuamos nuestra escapada con una visita la Puerto Deportivo de San Pedro del Pinatar que está al otro lado de las salinas, ya que ahí es donde iba a comenzar la salida de marcha nórdica el día siguiente. De camino a este lugar, vimos mucha gente haciendo deporte: senderismo, bicicleta e incluso marcha nórdica y todas usando para ello el sendero circular que bordea todo el parque regional: PR-MU 65 Sendero de Las Encañizadas.

El Sendero de Las Encañizadas tiene una distancia de 11,9 kilómetros sin desnivel y con punto de inicio y fin en el Centro de Visitantes “Las Salinas” (situado en la rotonda al flamenco, imagen del parque), se puede realizar íntegramente a pie y en bicicleta, hay una parte de playa que también se puede hacer con carritos de bebe si son todoterrenos claro está. Así que no hay excusa para visitar esta zona y no hacer el sendero, es un plan perfecto para aquellos que os alojáis en los alrededores.

 

Por la mañana, y tras un buen desayuno, mientras que nuestro papito hacia marcha nórdica, decidimos dedicar todo el tiempo que teníamos hasta el almuerzo a conocer la Playa de Villananitos, Playa La Mota y a hacer un tramo del Sendero de Las Encañizadas. Hicimos también una paradita en la Lonja y en el Parque de Mar Reyes de España.

 

La Playa de Villananitos parecía un gran lago, lógico forma parte del Mar Menor, la gran laguna, como algunos la llaman. La luz y el día era gris, pero la estampa era única, otro momento en el que me habría gustado saber más de fotografía. Mientras yo hacía fotos con el móvil, la peque aprovechó para corretear por los parques infantiles y por el paseo marítimo. Con estos momentos ya estábamos contentas, pero nos quedaba lo mejor.

Cuando íbamos a dejar el coche en el Molino de Quintín, la zona donde comienzan los baños de lodos, vimos una marabunda de gente haciendo marcha nórdica, se les veía muy contentos y se les escuchaba decir que el paraje era único y que el día les había regalado unas imágenes que no podrían olvidar.

Los dejamos avanzar para terminar su recorrido, nosotras íbamos a comenzar el nuestro. Las vistas desde el Molino de Quintín son únicas, a la derecha el Mar Menor con las montañas del Parque Regional de Calblanque, Monte de las Cenizas y Peña del Aguila de fondo (próximo destino) y a la izquierda las salinas. Tras disfrutar un poco de la Playa de La Mota avanzamos por el Sendero de Las Encañizadas rumbo a los Baños de Lodo, algo muy curioso y que en verano tiene que estar hasta la bandera. Estos baños son fruto de siglos de acción del sol y de las aguas de elevada salinidad del Mar Menor. El resultado es un barro que, aplicado sobre la piel, tiene un gran valor terapéutico en todo tipo de afecciones: reumatismo, artritis, gota, patologías cutáneas, rehabilitación tras fracturas óseas, garganta, etc. Hay varios puntos para tomarlos donde se explica cómo ponerse el lodo y como quitarlo. Al estar en esta época los únicos que estaban tomando los baños eran los flamencos.

Avanzamos por la senda, a un lado las salinas y al otro el Mar Menor, cuando termina el paseo y comienza el camino, hay un momento en el que parece que estas andando sobre el mar, si levantas la mirada y miras hacia delante ves agua a lado y lago, parece que andas sobre las aguas. Las nubes, la luz, las aves, el sonido de los palos de senderismo,… una forma única de fundirte con la naturaleza sin hacer esfuerzo. Nosotras avanzamos hasta el Molino de La Calcetera, y para mi sorpresa, cuando hice una parada técnica, nuestra pequeña estaba durmiendo, esas sensaciones que para mi fueron tan placenteras también lo fueron para ella, hasta tal punto que la relajaron y se durmió.

 

No podía avanzar más, había que volver, nos quedamos tan cerca de Las Encañizadas, que me dio pena, aunque luego me ensañaron fotos del paso de los marchadores por esa zona. Las Encañizadas es como se denomina a un arte de captura (pesca tradicional) que aprovecha el pasillo natural de las aguas del Mar Menor y el Mar Mediterráneo para atrapar los peces mediante un laberinto de cañas.

 

Volvimos sobre nuestros pasos hasta el Molino de Quintín donde cogimos el coche y nos fuimos a comer al Puerto de San Pedro del Pinatar. Volver a ver la zona que habíamos visto al atardecer el día de antes tras haber paseado sobre las aguas, me hizo reflexionar sobre este paraje. Es admirable la integración de este con la población que lo rodea, lo expongo así, porque para mí primero está el espacio natural y luego la población que se desarrollar en su entorno; en este caso, el parque sigue albergando actividad (las salinas) y conserva todo su esplendor albergando aves y plantas únicas de la zona, y todo en total sintonía con la evolución del día a día de esta población. Estoy segura que cada día recorren esos caminos los habitantes de San Pedro del Pinatar para hacer deporte, seguro que aquí la ruta del colesterol es más natural que en otros lugares, y también que lo hacen admirando y respetando el entorno que les rodea.

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La visita a este paraje ha sido corta, pero intensa, y nos ha dado una lección única: un paraje natural puede perdurar rodeado de un entorno turístico y sobrevivir a la naturaleza, las playas y dunas que forman el Parque Regional Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar están vivas, ese es el mejor síntoma de que la mano del hombre no les afecta. Espero poder hacer el Sendero de las Encañizadas en un par de años con la peque en su totalidad, a pie o en bici, y también los otros dos senderos que hay dentro del parque: SL – MU 9 Senda El Coterillo de 3,800 metros circular con salida y llegada en el Punto de Información del Coterillo, que bordea la Charcha El Coterillo (la única que no tiene uso salinero) y se introduce en las dunas y playas del parque; y, Senda de Los Tarays (tramo del GR 92), que conecta el punto más norte del parque con el centro de visitantes, discurre entre árboles bordeando el agua. Y espero que en ese momento me vaya con la misma sensación con la que me fui el día que lo visite por primera vez: los habitantes de este lugar valoran lo que les rodea, la naturaleza es nuestra mejor compañía, gracias por cuidar de un paraje tan especial.

@cabraluz

#NoOlvidesTuCantimplora que la vida es una #Aventura

Más información del Parque Regional de los Arenales y Salinas de San Pedro del Pinatar

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