La Almunya del Sur con niños

Almería es conocida por sus playas, su gastronomía, sus monumentos,… y también por su mar de plástico. En medio de ese mar, donde menos te lo esperas, hay un oasis lleno de vida: la Almunya del Sur, un jardín botánico de estilo andalusí que alberga más de 1.300 plantas diferentes de todo el mundo.

La Almunya del Sur se sitúa en Tarambana, pedanía de El Ejido, muy próximo a la salida 403 de la Autovía del Mediterraneo. Un jardín botánico de estilo andalusí construido en una finca de cítricos de más de 2.000 metros, que empezó a crearse en el año 2000 y que está abierto al público desde hace 2 años. Gracias a la variedad de plantas que habitan en él, se puede visitar en cualquier época del año, el ecosistema que se ha creado dentro del jardín, hace que haya varios grados menos que en el exterior.

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Este lugar está diseñado para que disfrutemos de la magia de la vida: colores, olores y sonidos; que nos regalan las plantas, los animales y el agua, hilo conductor de todo, como sucedía en los jardines de AlAndalus.

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Después de ver varios vídeos de este lugar y un poco cansados de las tardes de playa, decidimos ir a tomar el fresquito a este jardín. Todo un acierto y más con la peque, un lugar muy apropiado para saciar su curiosidad innata. En nuestro caso nos apuntamos a una visita guiada, que resultó ser sólo para nosotros tres, el resto de personas no acudieron; lo siento por ellas, se perdieron una gran aventura llena de vida.

Cuando llegas al jardín, lo primero que te sorprende es donde está, literalmente en medio de los invernaderos. Esperando para que abran la puerta ya se escucha el sonido el agua y aunque te lo imagines… la realidad te sorprenderá.

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Una vez dentro hay que tomárselo con calma y seguir las pautas de Manuel o Carlos (recomiendo visita guiada) porque todo os llamará la atención. Si no vas con ellos no sabrás, por ejemplo, que ésta es la planta de la Coca Cola…

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Podrás conocer a las señoras tortugas y sus compañeros infatigables, los peces de colores, paciencia, aquí hay que pararse un buen rato y varias veces. Pensad que mientras haya algo que los niños estén observando, el guía os explicará lo que veis y responderá todas vuestras preguntas.

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El recorrido discurre por una red de senderos de piedra, madera, puentes,… que lamentablemente no se puede hacer con carrito de bebé o silla de ruedas. Pero seguro que las personas de movilidad reducida pueden sentarse en la terraza central y disfrutar del jardín.

Continuamos andando entre plantas, oliendo y tocando aquello que nos van indicando, y encontrándonos por el camino las típicas construcciones andalusí (aljibe, estanques, fuentes,…), siempre acompañados del sonido del agua, la banda sonora de este lugar. Aviso, abrid vuestra mente y sentidos quizás algunos conceptos respecto a las plantas tendréis que cambiarlos.

También es un lugar que pretende enseñaros que formamos parte de un todo y que nos necesitamos, sólo que tenemos que respetarnos. Un buen ejemplo de ello es el hotel de insectos que han construido. Como veis, las construcciones son de colores vivos, la mejor forma de poder verlas en medio de este vergel.

También lugares mágicos que nos traen recuerdos o nos hacen desarrollar nuestra imaginación, en especial la de los niños, aquí tenéis la casa de Winnie de Pooh; a que os recuerda?

Y caras o personajes que nos observan, para que no toquemos aquello que no debemos.

Las fotos de nuestra visita son principalmente de lo que íbamos encontrándonos y nos permitía inventar algo para llamar la atención de la pequeña. Su frase al entrar al jardín nos ayudó a pensar como contribuir a que se divirtiera: «¿vamos a buscar al Viejo Duende Sabio?»; como no lo encontramos, volveremos pronto.

Todo el jardín es mágico, no hay un lugar donde la vida no nos regale algo, ya no sólo por las plantas sino también por los insectos y pájaros que se han convertido en huéspedes de este lugar. Ver como una araña teje su tela o como atrapa una víctima es algo que normalmente no nos paramos a observar, pero que es fascinante.

Hay muchas zonas sorprendentes, pero quizás la más llamativa sea el puente sobre el estanque, da igual desde donde lo mires, te hipnotiza y lo único que quieres es cruzarlo una y otro vez.

En cuanto a las plantas, tocamos, olimos y observamos muchas de ellas. Según quien visite el jardín, le llamará la atención unas o otras, aquí tenéis imágenes de algunas en las que nos detuvimos: helechos (me declaro fan de estas plantas), la planta del tomate, farolillos y la cola del mono.

Antes de tener tiempo para recorrer el jardín libremente y tomarnos una limonada en la terraza, pasamos por otra zona que nos enseña como coexistir y reutilizar lo que nos rodea. Aquí tenéis un ejemplo de un estanque con agua de lluvia, que en su esencia era una simple bañera.

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Mientras nos preparan la limonada disfrutamos de la última sorpresa junto a las plantas carnívoras, que evidentemente no voy a desvelar, la tenéis que vivir vosotros.

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Disfrutad del entorno, pasead, preguntad todas las dudas y sobre todo, reflexionad como algo tan sencillo como dejar hacer a la naturaleza nos puede regalar un espacio como la Almunya del Sur.

Para concertar una visita guiada o contactar con ellos visitad su página web o su página facebook.

#NoOlvidesTuCantimplora que la vida es una aventura

@cabraluz

 

 

 

 

 

 

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