Desde mediados de julio hasta principios de septiembre en Almería sucede algo que para muchas personas pasa desapercibido. Desapercibido porque sucede bajo el mar de plástico y si no formas parte de este ciclo o conoces a alguien que forme parte de él, no sabrás que bajo los invernaderos comienza el ciclo de la vida.

La horticultura almeriense ha evolucionado notablemente, muchos procesos se han automatizado, pero hay actividades que siguen siendo manuales y requieren un cuidado especial. En estos días en los que muchas personas están disfrutando de las actividades habituales de la época estival, los agricultores y sus familias hacen un pequeño parón para iniciar la campaña agrícola (cambian la playa por el invernadero), el momento más delicado, y desde mi punto de vista, el más familiar.

Este momento lo he vivido desde pequeña, soy nieta, hija, sobrina y hermana de agricultores, pero quizás con la edad ha sido cuando le he dado la importancia y el valor social que tiene. Cuando era pequeña era un juego, adolescente era casi una obligación, había que ayudar, y más adulta, es una fiesta familiar que cada año disfrutamos con los más pequeños. Ellos, los pequeños, no son conscientes de lo que sucede, para ellos es un juego, pero en este gesto estamos transmitiéndoles un gran legado de respeto y admiración por la vida, gracias al que podemos disfrutar de todo lo que tenemos y somos lo que somos.

Muchas familias compartimos este momento como una actividad más del verano, quizás sea de las pocas veces que al cabo del año acudimos juntos al invernadero. Pero para nuestros familiares agricultores el estar con ellos, es una forma de conocer, reconocer y darle valor al trabajo que hacen cada día. La mejor forma de saber de donde venimos, yo al igual que muchos hijos de agricultores, me considero además hija del tomate.

Aquellos que no sois participes directos de este proceso, pero sintáis curiosidad, tranquilos, en Almería tenemos una empresa que hace agroturismo, Clisol Turismo Agrícola, Lola y su familia estarán encantados de compartir con vosotros la magia de la vida.

Con estas palabras quiero compartir mi admiración y respeto por las personas que han elegido ser agricultores y dedicar sus esfuerzos a que el ciclo de la vida siga su curso normal. También espero que cuando veáis un invernadero estos días, penséis que debajo de ese plástico la vida está creciendo.

Por último, quiero dedicarle estas palabras a mis abuelos, personas que emigraron, como muchas otras, en busca de un futuro para sus familias y que gracias a su esfuerzo han logrado que Almería sea considerada «la huerta de Europa«.

#NoOlvidesTuCantimplora que la vida es una #Aventura

@cabraluz